miércoles, 1 de abril de 2015

LALO GARCIA SE HA IDO

Hoy no hablaré de música ni de poesía.


Estoy muy triste porque Lalo se ha ido.

Mis primeros recuerdos de baloncesto están en la Escuela del Polideportivo Pisuerga.
Con la Espace azul de Juanjo, que me parecía el coche más futurista del mundo.
Y la cantidad de veces que repetimos: Boto, uno, dos y arriba. Boto, uno, dos y arriba.

Mezclado con esto, veo a Lalo sonriente, corriendo junto a Sabonis. Vaya diferencia de altura.
Mis preferidos nunca han sido los jugadores tipo Oscar Schmidt o Jordan que tiraban todo lo posible por ganar. Siempre he preferido a los jugadores como Magic o Lalo García que hacían todo lo posible para que ganara el equipo.

Lalo no era el jugador más técnico de la cancha, pero tenía algo que le hizo muy especial: luchaba casi por encima de sus posibilidades y cualquier mate suyo hacía levantar de sus asientos a todo el polideportivo Pisuerga.
Desde un colegio, llegó a la ACB en el equipo de Valladolid. Eso hizo fomentar la ilusión en muchos niños de nuestra edad. El salto de gigante era posible. Lalo lo hizo. Aunque no demasiados lo han conseguido después.

Pienso que su camiseta está en el cielo de Pisuerga con total merecimiento. Lo dio todo por el equipo. Fue nuestra bandera en los días de la 'torzida' morada, la semifinal de la copa Korac. Un jugador plenamente unido a su ciudad.

Muchos años después, en la liga provincial tuvimos el inmenso placer de enfrentarnos a él y sufrir su dominio del juego y su embergadura.
Siempre que hablé con Lalo, me pareció un tipo sensato, noble y educado. Siempre con una sonrisa. Y así recuerdo AL CAPITÁN.


Estoy muy triste porque Lalo se ha ido.
Me dan mucha pena: el dolor de esa madre y la ausencia de su papá para esos niños, cuando se den cuenta de que ya no está.
La vida no es fácil.